EN MEMORIA DE OZZY OSBOURNE. DEP.      El Primer Pirata que tuve en mi vida, en una cinta BASF de 90 que guardaba como oro en paño, la habré oído miles de veces. El concierto fue registrado en Tennessee en 1981 y posiblemente fuera el ultimo concierto de Randy Rhoads antes del fatidico accidente que acabo con su vida. Completan la formación Rudy Sarzo al Bajo, Tommy Aldridge a la batería y Don Airey a los teclados. Me llama muchisimo la atención la histeria de la gente, solo comparable al Alive 1 de Kiss. Enlace de Mega:   https://mega.nz/#!BgYRyLxA !BdacdZFnF6rHdTRAyxP7TVgYGauzNkBUs8dwiUkZ9_Q

  El rugido de la multitud fue ensordecedor mucho antes de que Slayer pisara el escenario. La expectación era palpable; una masa compacta de fans, enfundados en camisetas negras con los logos de la banda, ansiosos por presenciar la leyenda del Thrash Metal en directo. Las luces se apagaron, y un silencio sepulcral precedió al estallido de energía que se desató con los primeros acordes de 'Raining Blood'. Desde el primer instante, la banda demostró por qué son considerados unos titanes del género. Tom Araya, con su voz gutural y su imponente presencia escénica, comandaba la escena con maestría. Kerry King y Gary Holt, a la guitarra, desataron un torrente de riffs afilados como cuchillas, creando una atmósfera de pura violencia sonora. La precisión de Paul Bostaph a la batería era brutal, un martillo implacable que aporreaba los ritmos sin descanso. El setlist fue un viaje a través de la historia de la banda, incluyendo himnos como 'Angel of Death', 'South of Heaven...

Todas las luces del Principality Stadium de Cardiff se han apagado de golpe y el estruendo de los gritos del público se ha extendido como una bola de fuego. La intensidad del terremoto se ha incrementado un punto en la escala de Richter al aparecer los miembros de Oasis en el escenario, Liam y Noel Gallagher juntos levantando los brazos en señal de victoria. Cuando todo ese ruido se ha mezclado con la distorsión gigante del primer acorde de la guitarra, a un volumen monstruoso, la excitación era tan densa que se podía masticar: en un breve momento de revelación colectiva, estas 74.500 personas parecían ser conscientes de que formaban parte de un acontecimiento para la historia del rock. No podían imaginar hasta qué punto. Oasis han empezado tocando Hello como se detona una granada, y Liam ha cantado aquello de que "es bueno estar de vuelta" al borde de un precipicio, con la rabia entre los dientes. Y el estribillo de Morning Glory se ha coreado con el puño en alto hasta arr...